Estudio de «fósiles vivientes» de lenta evolución revela ideas clave sobre la genética

Por Mike Cummings, Universidad de Yale


El aligátor gar o catán y otras especies gar, son «fósiles vivientes» que exhiben poca diversidad o diferencias fisicas de sus ancestros que vivieron hace decenas de millones de años atrás. Créditos: David Solomon

Charles Darwin acuñó el término «fósiles vivientes» en 1859, para describir a los organismos que muestran poca diversidad o diferencias físicas en sus especies comparados con sus ancestros en el registro fósil. En un nuevo estudio, los investigadores de Yale proporcionaron la primera evidencia de un mecanismo biológico que explica cómo se originan los fósiles vivientes en la naturaleza.

El estudio, publicado en la revista Evolution, demuestra que los gars —un grupo antiguo de peces con aletas radiadas que calzan con la definición de fósil viviente— tienen la tasa más baja de evolución molecular de todos los vertebrados con mandíbula, esto quiere decir que su genoma cambia con menor rapidez que el de otros animales.

Al conectar este hallazgo con el proceso de hibridación —Cuando dos especies distintas producen descendencia viable— de las especies gar en la naturaleza que compartieron linaje por última vez durante la era de los dinosaurios, los investigadores logran demostrar que la lenta tasa de evolución de su genoma impulsa su falta de diversidad en su especie.

«Demostramos que la lenta tasa de evolución molecular de los gars ha dificultado su tasa de desarrollo evolutivo», comenta Thomas J. Near, profesor de Ecología y Biología Evolutiva en la Facultad de artes y Ciencia de Yale y autor principal del estudio. «En esencia, este es el primer ejemplo en el que la ciencia demuestra que un linaje, a través de un aspecto intrínseco de su biología, calza con el criterio de fósil viviente».

Los investigadores especulan que los gars tienen un sistema de reparación del ADN inusualmente fuerte, lo que les permite corregir mutaciones somáticas y germinales —Alteraciones en el ADN que se dan antes y luego de la concepción- — de forma más eficiente que la mayoría de los vertebrados.

Si se llega a confirmar, estos hallazgos podrían tener implicaciones profundas para la salud humana, indicó Near, curador del Bingham Oceonographic de ictiología del Museo Yale Peabody.

«La mayoría de tipos de cáncer son mutaciones somáticas que representan fallos en los mecanismos de reparación del ADN de un individuo», comentó. «Si un estudio más extensivo prueba que los mecanismos de reparación del ADN de los gars son extremadamente eficientes y se descubre por qué, podríamos empezar a pensar sobre sus aplicaciones en la salud humana».

Las siete especies vivientes de gar son estructuralmente casi idénticas a los fósiles gar del periodo Jurásico de hace aproximadamente 150 millones de años. Uno de los dos principales linajes vivientes de gar empiezan a aparecer en el registro fósil desde hace 100 millones de años atrás, en la mitad del período cretácico.


Un nuevo estudio halló que los gars tienen la tasa más lenta de evolución molecular de todos los vertebrados con mandíbula. Esto significa que su genoma cambia de forma más lenta que los otros animales. Créditos: David Solomon

Al analizar un conjunto de datos de 1.105 exones —la región codificante del ADN— de una muestra de 471 especies de vertebrados con mandíbula, los investigadores hallaron que el ADN de los gar evoluciona de forma consistente en hasta tres órdenes de magnitud más lenta que cualquier otro de los grupos principales de vertebrados. (También se detectaron tasas de lentitud similares entre el esturión y pez espátula, otros dos ejemplos de fósiles vivientes, aunque que se tiene información más sólida sobre los gars).

Los investigadores a continuación demostraron que la tasa lenta de evolución molecular está vinculada con tasa lenta de desarrollo evolutivo en gars al analizar ejemplos de hibridación entre dos especies distintas de gar en los sistemas del río Brazos y Trinity River en Texas.

A medida que las tasas de mutación genética incrementan, las diferentes especies deben compartir una descendencia común más joven para reproducirse, explicó Chase D. Brownstein, estudiante graduado del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de Yale y autor principal del estudio.

«Mientras más lenta sea la mutación del genoma de una especie, más probable será capacidad de cruzarse con especies distintas que hayan sido genéticamente aisladas por un período de tiempo bastante largo», indicó Brownstein, quien comenzó a trabajar con Near en su proyecto de investigación cuando era aún un estudiante de Yale.

Los investigadores hallaron que las dos especies, el catán y el pejelagarto, las cuales comparten un ancestro común de al menos 100 millones de años atrás, todavía pueden producir híbridos fértiles y viables. Es la división parental más antigua identificada de todos los animales, plantas y hongos que producen híbridos fértiles y viables, superando a quien tenía el record anterior —dos especies de helechos— por casi 60 millones de años, según el estudio.

Los investigadores comentaron que el hallazgo, combinado con la morfología superpuesta o estructuras físicas, de los híbridos y de otras especias gar, indica que la tasa lenta de mutación genética de los gars crea una barrera tanto para el desarrollo evolutivo como para la evolución de características observables.

«Nuestro trabajo demuestra que los fósiles vivientes no solo son accidentes extraños de la historia, sino que proporcionan una muestra fundamental del proceso evolutivo en la naturaleza», dijo Brownstein. «Demuestra que analizar los patrones en la historia evolutiva de los fósiles vivientes podría tener implicancias en nuestra propia historia. No solo nos ayuda a entender mejor la biodiversidad del planeta, sino que potencialmente podría, en algún momento, ser aplicado en la investigación médica y así mejorar la salud del ser humano».

Near y Brownstein son los coautores del estudio junto con Kim y Oliver Orr, ambos pertenecientes al Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de Yale; Daniel J. MacGuigan de la Universidad de Buffalo; Liandong Yang de la Academia China de Ciencias de Beijing; Solomon R. David de la Universidad de Minnesota; y Brian Kreiser de la Universidad del Sur de Misisipi.

Fuente: https://phys.org/news/2024-03-slowly-evolving-fossils-reveals-key.html

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